los martes eran
el peor día de la semana.
ni cerca del viernes,
ni con la excusa del lunes.
pero llegaste tú
con tu pan tostado quemado,
el café tibio
y esa manía de hablarle al gato
como si él pudiera
rescatarte de algo.
me dijiste
que el amor no era un fuego artificial
que a veces chispea
pero sigue calentando.
y entonces supe
que me iba a quedar.
aunque a veces
aunque repitas las mismas historias
y me preguntes tres veces
si cerré la puerta con llave.
porque hay algo
cuando me tocas la cara
que no tiene nombre,
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