sábado, 20 de septiembre de 2025

Ya Entendí

ya entendí

que no fue un mal momento

ni el estrés

ni “no sos vos, soy yo


fui yo


yo que creí

yo que no supe irme

cuando todavía podía hacerlo sin arrastrarme


te llevaste lo tuyo

pero también lo que era mío

mi calma

mi espejo

mis ganas de decir “estoy bien” sin mentir


me desarmaste con cuidado

como quien guarda algo que ya no va a usar

pero no quiere romper

por si acaso


yo me quedé

revisando mensajes viejos

como si en alguno

hubiera una pista

una grieta

una señal de advertencia


(no la había)


solo cariño

y palabras que hoy duelen

de tan vacías


no voy a escribirte

no porque no quiera

sino porque ya entendí

que no hay más

que decir

y lo poco que queda

me dolería a mí

mucho más que a vos


te fuiste


y yo

me quedé haciéndome preguntas

que vos

ya ni recordás haber provocado

domingo, 14 de septiembre de 2025

Desayuno Contigo

no había pan

así que cortaste una manzana

en cuatro

con ese cuchillo pequeño

el de la punta rota


la lluvia tocaba la ventana

como si tuviera algo

que decirnos


te vi

descalza

parada junto al horno

mirando el agua hervir


y pensé

esto es

el amor


no la palabra

ni la flor

ni la promesa

sino tú

en la cocina

y yo

callado

sin moverme

para no romper

el momento


porque sí —

era lunes

y dolía

pero tú

seguías ahí

con la manzana

con el café

con esa forma tuya

de quedarte


como si el mundo

fuera un cuarto tibio

y suficiente

los martes contigo

 

los martes eran

el peor día de la semana.

ni cerca del viernes,

ni con la excusa del lunes.


pero llegaste tú

con tu pan tostado quemado,

el café tibio

y esa manía de hablarle al gato

como si él pudiera

rescatarte de algo.


me dijiste

que el amor no era un fuego artificial

sino una estufa vieja

que a veces chispea

pero sigue calentando.


y entonces supe

que me iba a quedar.

aunque a veces

me saques de quicio,

aunque repitas las mismas historias

y me preguntes tres veces

si cerré la puerta con llave.


porque hay algo

en tus manos temblorosas

cuando me tocas la cara

que no tiene nombre,

pero huele a casa.

a veces el amor es una silla vacía

te vi caminar con los zapatos rotos

y supe que eras más mía que nadie,

porque sólo los que han perdido algo

aprenden a sostener el alma con las manos.


no tenías perfume,

ni promesas,

ni esas sonrisas que venden los domingos en las iglesias,

pero tenías cansancio,

y una forma de mirar que decía

“no te vayas todavía.”


yo tampoco tenía gran cosa:

unas monedas sueltas,

un cigarro aplastado en la camisa,

y una tristeza vieja,

como perro sin dientes.


pero contigo aprendí a decir "buenas noches"

como si fuera un rezo

y no una despedida.


a veces nos amábamos como se aman los que saben

que todo puede romperse en cualquier momento,

con los ojos cerrados

y los puños abiertos.


me dijiste:

“no soy de nadie,

pero me puedes acompañar un rato.”

y ese rato se me quedó colgado en el pecho

como una fotografía que no quiero guardar.


porque eras caos,

y ternura,

y un poco de pan caliente

en un mundo que solo da piedras.


y yo,

yo sólo quería que alguien se quedara,

aunque fuera en silencio,

aunque fuera sin futuro,

aunque fuera sólo

por esta noche. 

Ya Entendí

ya entendí que no fue un mal momento ni el estrés ni “ no sos vos, soy yo ” fui yo yo que creí yo que no supe irme cuando todavía podía hace...