Ella
Esta noche he decidido vengarme.
Él
¿De quién?
Ella
De nadie.
Del silencio que no gritó,
del reloj que no marcó el momento exacto
en que dejaste de mirarme.
De los pasos que no diste,
del vaso que no rompiste
cuando debiste.
Él
No se puede castigar lo que no sucedió.
Ella
Claro que sí.
Se puede apuñalar la sombra de una puerta cerrada.
Se puede incendiar un poema
antes de escribirlo.
Se puede escupir al cielo
por no llover cuando hacía falta.
Él
Y a mí,
¿en qué rincón de tu nada me toca la venganza?
Ella
Tú serás la prueba.
La silla vacía.
El perfume que nadie usa.
El nombre que no grito.
Él
¿Y qué harás conmigo?
Ella
Te dejaré exactamente donde estás.
Ni un paso más cerca.
Ni un paso más lejos.
Te quitaré los extremos.
No serás herida,
ni consuelo.
Solo… resto.
Él
¿Eso te basta?
Ella
No.
Pero nada nunca basta.
Por eso la venganza.
Por eso esta furia contra el aire.
Contra lo que no hiciste.
Contra lo que no pasó.
Contra lo que no fuimos.
Él
¿Y si te abrazo ahora?
Ella
Entonces me iré.
Con calma.
Porque la peor venganza…
es no dejar cicatriz.
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