al principio dolía.
como una muela podrida
que no te puedes sacar
pero tampoco morder con ella.
me levantaba pensando en vos.
me dormía pensando
en todo lo que no fui.
en todo lo que no dijiste.
en todo lo que dijiste para irte.
y luego,
un día,
no dolió.
no porque te hubiera olvidado.
no porque haya aprendido algo.
no.
solo porque uno se cansa.
hasta el dolor se cansa.
y vos ya no eras más que
un nombre en el teléfono
que ya no reviso.
una canción que ya no salto.
una voz que ya no imagino
cuando me masturbo.
vos seguiste tu vida,
yo seguí sobreviviendo.
y ahora, cuando me preguntan por vos,
solo digo:
“una historia más que no funcionó”.
porque eso fuiste.
una historia.
y de las que no terminan bien.
como todas las que valen la pena.
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