sábado, 19 de julio de 2025

El cenicero todavía humea

 te fuiste

sin cerrar la puerta,

dejando el aire lleno de tu perfume barato

y mi cabeza llena de mierda.


he bebido

todo lo que quedaba en la botella,

ni siquiera por olvido —

sólo para no escuchar

cómo tus pasos se alejaban en mi mente.


eras tan buena mintiendo

que hasta el espejo te creía.

yo no,

pero igual me quedé,

porque a veces es mejor el infierno

que la soledad del silencio.


tres años,

dos gatos,

una planta muerta,

y miles de peleas sobre nada.


te amé como se ama lo que duele,

como se rasca una herida

hasta sangrar.

pero ni así quisiste quedarte.

ni así me diste algo real.


ahora sólo queda este cenicero humeando,

el humo sube lento,

como una señal que nadie va a ver,

como este poema

que tampoco vas a leer.

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