entre cada latido
(tu nombre)
se derrama lento,
como si el universo
hubiera aprendido a decirme —suavemente— vive
no hay cielo
ni palabra
que te contenga;
solo este temblor
que ocurre cuando
mi alma tropieza con la tuya,
y el mundo (de pronto)
se vuelve tan pequeño
que cabe
entre tus dedos.
si el amor fuera una coma,
yo elegiría detenerme
en ti.
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