anoche
cenamos
sin hablarnos
pero pasaste la sal
y yo
la agarré
sin tocarte la mano
te fuiste a dormir
antes
apagaste la luz
del comedor
y ese gesto
fue más triste
que cualquier adiós
dicho a los gritos
esta mañana
los dos
hicimos la cama
como si todavía
valiera la pena
pero las sábanas
no tenían
nuestro olor
tenían
el de nadie
y mientras te ponías los zapatos
yo pensé:
esto es el amor
cuando se va —
no grita
no muerde
no rompe la puerta
solo se pone el abrigo
y no pregunta
si volvés tarde
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