Ella removía el azúcar como si aún pudiera endulzar lo amargo. Él miraba por la ventana, contando los coches que pasaban para no contarle las verdades.
Cuando se levantaron, sus tazas quedaron casi llenas. Como ellos.
no se nada de ti. ni siquiera lo suficiente como para mentirte bien el día empezó mal, como casi todos. cafe aguado. una camisa que aun hue...
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