Ella removía el azúcar como si aún pudiera endulzar lo amargo. Él miraba por la ventana, contando los coches que pasaban para no contarle las verdades.
Cuando se levantaron, sus tazas quedaron casi llenas. Como ellos.
ya entendí que no fue un mal momento ni el estrés ni “ no sos vos, soy yo ” fui yo yo que creí yo que no supe irme cuando todavía podía hace...
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