cuando la mañana llega
llega sin embromar
iluminando los perezosos
retazos distraídos de la noche
ebrios de luna y mar
obnubilados por un tierno
sueño imposible
presos de algún recuerdo
nostalgia de lo perdido
porque la noche lame
con su lengua de estrellas
la cama vacía
el cuarto amarillo
el rostro del hombre
con blanca baba de luna
que desde la ventana la mira
pero ahora es el día
y dispara contra los ojos
Rayos de luz cegadora
luz que quema el rostro
y revela sobre la cama
la sombra de lo perdido
en el hueco donde no estas.
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