jueves, 13 de noviembre de 2025

ella fumaba palabras

 ella fumaba palabras

y las exhalaba en mi cara

como si fueran canciones de amor mal grabadas

en un cassette que se rebobina con birome

a las tres de la mañana


me hablaba de los gatos callejeros

de los trenes que nunca tomó

de una flor que creció entre dos baldosas rotas

como si fuera lo más normal del mundo


ella —decía—

no creía en dios

pero sí en los paraguas rotos

en las películas en blanco y negro

y en los besos dados de espaldas al sol


un día me dijo

"te quiero"

con una papa frita en la boca

y fue el verso más hermoso que escuché en mi vida

ni Rimbaud ni Aragon ni el loco de Paul Éluard

habrían podido con eso


nos amamos como se ama en las canciones tristes

sin pensar en el final

como si el amor fuera una huelga general

contra la tristeza


y después se fue

como se va un poema olvidado

en la servilleta de un bar


pero a veces la veo

en la sombra de una bicicleta

en el ruido de un cine viejo

o en una palabra mal dicha por un niño

y sonrío


porque el amor

no siempre se queda

pero a veces

deja miguitas

para que no nos perdamos.

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