El padre tiene una amante
En la radio suena una música
Acorde a la nueva aventura del padre
La madre es una maquina expendedora
De amor, abrazos, besos, comida caliente,
Cama bien hecha, ropa planchada y suavizante

El padre toma a los hijos uno por uno
Y los moja en la vacuidad
En la desolación
En el silencio
Y los pone a secar en el olvido
La música sigue sonando
Los hijos se secan al son de la música.
Cuando están secos
La madre los plancha y los manda al colegio

El padre tiene una nueva amante
En la radio suena una música pero diferente
Mas a tono con el sentimiento del padre
La madre es el pulso de las cosas
Y la estructura del hogar
Y la hornalla con que hace el pan
Y el pan que la familia comparte en la misma mesa
La madre es la sangre que todos beben en comunión
El padre repite el ritual
Y los hijos se secan al son de nuevas melodías
La madre viste a los hijos que ya son fonógrafos
Que lloran melancólicas tonadas que les duelen
Nadie sabe porque duele tanto lo desconocido
Será que se presiente- piensa alguien
El aire como engrudo se respira en comprimidos
suspiros que roban el aliento.

El padre es una radio de variadas melodias
La madre se limita a escuchar la canción de turno
Los hijos se tapan los oídos pero la música los penetra
Los impregna de un perfume suicida
Que el suavizante de la ropa de la madre
Aplaca solo por momentos.
La madre a veces llora.
El padre se muestra afligido y apaga la radio.
Los hijos se duermen entre los saltitos de congoja
que la madre reprime en su cuarto.


Pasan unos meses
Un día los hijos despiertan por el volumen de la radio
Demasiado alto
El aire añejo
vuelve a robarles el aliento.